Mi vida es una mentira


Una vez más, los diálogos costaron la quinta estrella. A pesar de que los protagonistas no son adolescentes o infantes en la mayor parte de la obra, se siguen sintiendo antinaturales o poco espontáneos. Sin embargo, es una de esas lecturas que te mueve en cada rincón y cada emoción.

Me llené de nostalgia y compasión durante su infancia, orgullo en su adolescencia y juventud y me guardo mis emociones sobre su adultez para evitar hacer spoiler. Pero no es solo las emociones que surgen al leer las experiencias del protagonista, sino que los otros personajes, tanto secundarios como de apoyo son igualmente capaces de generarnos una respuesta.

Quiero decir más, pero temo soltar un spoiler si lo hago.

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